Las moscas que no temían a las arañas

Generalmente se considera que las arañas son siempre depredadoras, que con sus telarañas tienen a su merced cualquier presa que caiga en sus redes. No se nos ocurre que una mosca pueda dar la vuelta a la situación.

La mosca Microphor crassipes o Microphorus crassipes, descrita por 1827 por Justin Pierre Marie Macquart, no solo no teme a las arañas, sino que aprovecha que esta no consume a las presas inmediatamente para robárselas. Esta mosca está presente en Europa occidental, alcanzando Suecia y Finlandia. Pertenecen al grupo de moscas ladronas (Cleptoparasíticas), que roban el alimento a las arañas, escarabajos peloteros, insectos sociales y aquellos insectos que almacenen su sustento de forma previsible y concentrada. Esperan a que el depredador, varias veces más grande, capture una presa. Entonces acuden para aprovecharse del manjar que la araña ha reservado, no sin riesgo de convertirse en el segundo plato.
Stenopogon martini hembra comiendo una abeja. (Wikimedia)
Los asílidos (Asilidae) van un paso más alla y son conocidos por alimentarse de las arañas, entre otros artrópodos. Sin embargo, a pesar de las afirmaciones que podais encontrar al respecto, las arañas no parecen ser ni mucho menos predominantes en la dieta de los asílidos. Este comportamiento varía entre especies y género sexual. Es más probable que las Leptogaster, especialmente las hembras que viven más tiempo, sean más proclives a alimentarse de arañas, ya que tienden a buscar cerca del suelo, sobre la hierba. Algunas especies capturan a las arañas en su propia red, ya sea descansando, construyéndola o suspendidas en uno de sus hilos. Como en el caso anterior, no son impecables y pueden ser capturados por la araña, que puede ocultarse, moverse rápidamente o usar su red para capturarlos.
Especie Pterodontia (Wikimedia)
Por último, a veces hay que cambiar la estrategia de alimentación para dejar ser la presa de las arañas. La larvas de las moscas Acroceridae se arrastran como una oruga geómetra (Geometridae) o una sanguijuela. Además, pueden saltar varios milimetros de altura. Cuando alcanza una araña, se introduce en el cuerpo a través de la membrana articular de las patas y se aloja en las filotraqueas (los pulmones de los arácnidos) durante unos 6 a 9 meses, aunque en los migalomorfos (Mygalomorphae) pueden permanecer hasta 10 años. Una peculiaridad es que la araña debe moverse para que el parásito pueda ascender por sus patas. Si se detiene, también lo hará la larva. También puede parasitar ácaros, pero probablemente no pueda desarrollarse completamente en su interior debido a su escaso tamaño. Cuando la larva alcanza su cuarta etapa, comienza a consumir al huésped desde dentro, que suele morir unas 12 horas después de que el parásito abandone su cuerpo. Entonces, la araña produce una red que le sirve a la larva para entrar en la fase de crisálida antes de llegar a la etapa adulta.

Fuentes:
  • Sivinski, J., Marshall, S., & Petersson, E. (1999). Kleptoparasitism and phoresy in the Diptera. Florida Entomologist, 179-197.
  • Dennis, D. S., Lavigne, R. J., & Dennis, J. G. (2012). Spiders(Araneae) as Prey of Robber Flies(Diptera: Asilidae). Journal of the Entomological Research Society, 14(1), 65-76. 
  • Schlinger, E. I. (1987). The biology of Acroceridae (Diptera): true endoparasitoids of spiders. In Ecophysiology of spiders (pp. 319-327). Springer Berlin Heidelberg. 
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